
Iñaki Ochoa de Olza, fue un montañero español y guía de alta montaña que protagonizó más de 200 expediciones alHimalaya, escalando 15 ochomiles a lo largo de dichas expediciones.
Falleció el 23 demayo de 2008, durante la ascensión al Annapurna, donde sufrió daños cerebrales y u edema pulmonar que le provocaron una pérdida del conocimiento y, finalmente, la muerte. Su cuerpo se encuentra en dicha montaña a 7.400 metros de altura por expreso deseo de su familia tras su fallecimiento.
Iñaki Ochoa de Olza tenía un sueño por cumplir en su vida. Quería devolver a los niños más pobres, huérfanos y necesitados de los países con montes de más de 8000 mts parte de lo que él había recibido. Por eso, quería recaudar fondos para contruir un orfanato en Khatmandú, un Hospital infantil en Pakistán y una escuela en Dharamsala (sede del exilio Tibetano). Desgraciadamtene no pudo ver cumplido su sueño.
Falleció el 23 demayo de 2008, durante la ascensión al Annapurna, donde sufrió daños cerebrales y u edema pulmonar que le provocaron una pérdida del conocimiento y, finalmente, la muerte. Su cuerpo se encuentra en dicha montaña a 7.400 metros de altura por expreso deseo de su familia tras su fallecimiento.
Iñaki Ochoa de Olza tenía un sueño por cumplir en su vida. Quería devolver a los niños más pobres, huérfanos y necesitados de los países con montes de más de 8000 mts parte de lo que él había recibido. Por eso, quería recaudar fondos para contruir un orfanato en Khatmandú, un Hospital infantil en Pakistán y una escuela en Dharamsala (sede del exilio Tibetano). Desgraciadamtene no pudo ver cumplido su sueño.

Madrid 1968. La Reina Isabel II se va a tomar los baños a Lequeitio con su nuevo amante Marfiori, en un momento de crisis política. Madrid está convulsionada, no sólo por las conspiraciones y rumores, sino por manifestaciones, algaradas, tumultos, peleas callejeras y una violenta represión de las fuerzas gubernamentales. Don Jaime de Astarloa, el mejor maestro de esgrima de Madrid asiste a sus casi 60 años al cambio en las costumbres y en los valores sociales que no le son fáciles de asimilar. Una carta convoca el maestro a la casa de una mujer desconocida, Adela de Otero, recién llegada a Madird, joven, bella y poseedora de una viva inteligencia. Se postula ella misma como alumna de Astarloa y declara su interés por aprender una peligrosa estocada de su invención.